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jueves, 25 de agosto de 2011

25 de agosto desde la diáspora

Reproducción de material de CARAS Y CARETAS 
 
25 de agosto Pellejo y palabras. DESDE LA DIASPORA

El 25 de agosto, además de ser el rojo del almanaque que marca el día de 1825 en que la Asamblea de Representantes reunida en la Florida declaró "írritos, nulos y sin ningún valor para siempre todos los compromisos arrancados por la fuerza al Pueblo Oriental", es también, y no por casualidad, para los frenteamplistas el Día de los Comités de Base. Un día de reafirmación democrática que, como fuerza de acción política permanente que basa su accionar en la participación activa de la gente, renueva su compromiso con ese legado que viene desde el fondo de la historia. 
Los comités desde siempre han sido rasgo distintivo, síntesis y garantía de la unidad, con dificultades a veces, con errores otras, con muchísima militancia por momentos, con períodos de baja, pero siempre un lugar de encuentro y colectivización de experiencias, de debate y participación comprometida, de comunicación con el barrio, de movilización; piezas fundamentales en los triunfos de 2004 y 2009, aunque en esta última compartiendo cartel con otras formas de organización entre las cuales las llamadas redes sociales fueron y son las más notorias. 
El 25 de agosto es la tradicional jornada en la que miles de frenteamplistas se movilizan en todo el país para, reunidos en asamblea, lugar por lugar, barrio por barrio, renovar mesas ejecutivas y delegados, invitar a autoridades nacionales o departamentales, discutir y profundizar temas de interés definidos previamente.
¿En qué marco se desarrollará la jornada este año? ¿En qué circunstancia de la fuerza política y del propio gobierno? No será, sin duda, un 25 más. Habrá debate, habrá confusión en algunos, decepción en otros, reclamos de unidad, de aplicación integral del programa, de mayor comunicación entre el gobierno y la fuerza. Pero todo, sin duda, en un escalón superior, en una sociedad que lejos, muy lejos de ser la anhelada y soñada por los adherentes frenteamplistas, es mejor que la que recibió la propia acción transformadora llevada a cabo desde el gobierno. 
Así, los cientos de miles de diez mil pesistas son un problema a resolver, pero también guardan relación con el hecho de haber bajado doce puntos la tasa de desocupación. Así, los problemas en la salud en el marco del avance que significó el Fonasa, o el drama de la educación en el récord que para Uruguay significa el 4,5 por ciento de presupuesto, o el crecimiento de la deuda en proporción muy menor al enorme crecimiento del producto, o la impostergable discusión sobre el reparto de la riqueza ante la realidad de que hay muchísimo para repartir, o si ante la avalancha de inversión corresponde calificarla mediante la regulación de exenciones tributarias y separar de esta forma la paja del trigo. Se podría seguir enumerando una larga lista de problemas, cada uno de los cuales encierra un desafío. 
El 25 de agosto, la asistencia a las asambleas tiene el enorme sentido de asumir estos retos y de hacerse cargo de la responsabilidad y la serenidad que la hora reclama, de tareas que no están planteadas para un futuro lejano sino para un hoy impostergable, porque impostergable es "la pública felicidad". La participación cuantitativa de los frenteamplistas en sus comités será una respuesta en calidad, un Sí rotundo; ¡claro que vale la pena! El árbol del individualismo no es tan grande como para tapar el monte del sueño colectivo. Sí que vale la pena salvaguardar la herramienta, porque todavía es muchísimo el sufrimiento de decenas de miles. Porque, como dijo Tabaré Vázquez, en el país hay un solo proyecto transformador, y ése es el del Frente Amplio. Porque el año próximo habrá que dar una profunda discusión ideológica a todos los niveles de la organización y mediante múltiples formas, en el que los comités de base tienen mucho que aportar, sin tabúes, sin temor a discutir todos los temas ni a contestar todas las preguntas, con el enorme orgullo que representa ser el disco duro de la fuerza política y con el crédito extra que les asigna contener el núcleo militante que con su acción cotidiana "pone el pellejo detrás de las palabras". Que nadie se engañe; mientras existan frenteamplistas habrá comités de base y mientras haya comités de base habrá Frente Amplio, porque luchar sigue valiendo la pena; demasiados siguen siendo los excluidos. Salute.

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