En el marco de la reestructura del Frente Amplio se reabrió
el debate sobre cuál es el lugar de los jóvenes en la
coalición-movimiento. Pero la amplitud del debate y sus desafíos están
lejos de entrar en los límites de las reformas orgánicas. En lo que sí
hay acuerdo es que en esta empresa se nos juega el futuro, y buena parte
del presente.
Cuando hablamos de crisis militante tenemos que incluir a los jóvenes
en esta y no señalarla como tema aparte. Todas las razones que
desestimulan al uruguayo de izquierda a militar en el Frente Amplio
explican también, en mayor o menor medida, la escasa participación de
los jóvenes. Pero sin duda hay muchas más razones. Desde antes de la
llegada al gobierno los espacios de participación orgánica de los
jóvenes ya tenían muchas dificultades para convocar y funcionar. A esto
se le suma la falta de interés, seriedad, constancia y
comunicación entre la dirección de la fuerza política y la Comisión
Nacional de Juventudes del Frente Amplio (CNJFA) que en el plano teórico
era el espacio orgánico de encuentro entre las juventudes políticas y
las bases. A este panorama desestimulante en el sentido organizativo, le
debemos agregar aspectos políticos. El Frente, y sobre todo desde su
llegada al gobierno, no convocó a la sociedad a comprometerse con los
cambios y ser el motor de los mismos, como muchos esperábamos. Entre
aquellos que no fueron convocados, están también los jóvenes. Es cierto
que hay excepciones, tal vez una de las últimas es Compromiso Educativo.
A esta falta de voluntad política para ceder protagonismo a sectores
de la sociedad le sumamos el discurso ideológico. En décadas anteriores,
¿los jóvenes luchaban por bajar el desempleo o por cambiar amplios
aspectos de la sociedad? O, dicho más bruscamente, ¿luchaban para que
hubiera trabajo o para hacer la revolución? Posiblemente muchos
uruguayos con carencias materiales se hayan sumado a las movilizaciones
protestando por su lamentable situación. Pero los que formaron partidos,
frentes y movimientos aspiraban a procesos revolucionarios. Hoy el
desempleo es bajo (aunque aún de mala calidad) y la revolución no está
en la agenda. Entonces proponemos revertir la ecuación y no preguntarnos
por qué no militan los jóvenes, sino pensar para qué llamarlos a
militar, y asombrarnos de los que aún lo hacen.
Para analizar la situación y crear un nuevo espacio orgánico capaz de
ir revirtiendo esta realidad, y que no repita los vicios de la CNJFA es
que se creó una comisión del Frente encargada de elaborar un borrador
que el Plenario aceptará o no. El desafío es gigantesco y en realidad no
podemos pedirle a un texto organizativo soluciones de situaciones
políticas, ni podemos pedirle a acuerdos políticos entre jóvenes
militantes que reviertan la crisis de participación. De todas formas, el
mayor pecado es no actuar, y esa idea es la que nos mantiene a todos,
también a los jóvenes, en este proceso de debate. Las ideas planteadas
van desde asambleas abiertas que generen debate e insumos para que luego
estos se reproduzcan en todos los lugares de inserción de los
participantes, a estructuras departamentales que coordinen e impulsen
debates y actividades. La aspiración de una nueva comisión nacional está
totalmente descartada.
En realidad creemos que estas dos posiciones pueden encontrar sin
mayores dificultades un punto medio ya que una da las formas y la otra
los límites. Asambleas temáticas (ya que el interés del joven es por
tema y no por territorio) que coordinen departamentalmente, de
participación abierta, puede ser una forma válida y de consenso. Los que
dejan de ser de consenso son los espacios de incidencia real dentro del
Frente Amplio, que ya rechazó los tres artículos que designaban
espacios para jóvenes en un borrador entregado el año pasado. También es
oportuno decir que entre los jóvenes no todos consideran que ellos
deban tener reservado lugares en el Plenario o la Mesa Política. ¿Es
legítimo darle a los jóvenes lugares en la estructura solo por ser
jóvenes? De lo contrario ¿cómo garantizamos que sus asuntos e ideas sean
realmente discutidos y no postergados por la catarata de temas que
inundan estos espacios?
El Frente ya no es tanto más que la suma de sus partes, y los jóvenes
del Frente como espacio político somos menos que la suma de los mismos.
Superar esto ya será una gran victoria, pero requiere asumir los
esfuerzos que se necesitan para convocar a amplios sectores de la
juventud uruguaya como algo con valor en sí mismo y no hacer tropezar
los procesos por perfilismos. Ya se perdió mucho tiempo, y muchos
jóvenes.
*Periodista.
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