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domingo, 8 de enero de 2012

Plan Juntos: Historias de vida


Los participantes del asentamiento 1º de Mayo construyen su propia realidad

El Plan Juntos interviene en 19 asentamientos e incluye a 2.000 hogares, aproximadamente 10.000 ciudadanos en situación de pobreza extrema. Desde el territorio, los participantes aportan su trabajo para la construcción o refacción de viviendas, mientras que el Estado proporciona los materiales y los equipos técnicos. Todos son parte de la organización, las discusiones y las decisiones.
La cañada 
Blanca Azucena Munilla tiene cinco hijos y hace un año y medio que vive en el asentamiento 1º de Mayo e integra el Plan Juntos desde principios de 2010.  

La familia vive ahora frente a un camino. Hasta hace unos días solamente veían una cañada y pajonales. Según cuentan, la situación sirve para que sueñen que dentro de un tiempo podrán sentarse frente a su casa a tomar mate y ver pasar los autos por la calle. El paisaje cambió luego de que la maquinaria hiciera su trabajo. 

Cuando llovía la zona se inundaba. Las ratas y los lagartos eran visitantes comunes pero al levantarse el terreno se produjo el cambio. Ahora esperan la conexión de los caños a la red de saneamiento para eliminar totalmente el pajonal y logra que la construcción del camino siga hasta la calle Domingo Arena.   

La casa 
La familia está compuesta por siete integrantes. Están construyendo tres habitaciones, además de una cocina, un comedor y un baño. Cada niño tendrá su dormitorio, su propia cama y sus propios espacios. Para cumplir ese objetivo se apuran en la construcción. La ansiedad está presente en los rostros, en los gestos y en las palabras de cambios que pronuncian con alegría.   
La construcción está aprobada por el arquitecto. La casa será de dos pisos porque cuando se realice la delimitación de la calle les quitarán terreno. Cuando hicieron los primeros pozos comenzó a emanar el agua y por ello construyeron “platea”, con la finalidad de sostener mejor la vivienda. Ese día más de 40 personas, entre vecinos y voluntarios, se acercaron a ayudarlos, circunstancia que les causó una gran alegría. 

El ranchito donde ahora viven, pronto será derribado, porque la construcción de los dormitorios ocupará ese lugar del terreno. La casa demuestra que están avanzando como familia, situación que les pone orgullosos. La perspectiva de vida cambió porque ahora no cuidan solamente a sus hijos, también trabajan en algo que no imaginaron que iban a poder realizar en sus vidas.   

Blanca se enteró de la realización del Plan Juntos por un vecino, cuando todavía no estaba aprobado. Después fue a una reunión que se hizo entre los vecinos de Domingo Arena y Toledo. La familia piensa que el Plan debería aumentar el número de oficiales  de obra contratados para trabajar en el barrio porque según dicen tres o cuatro es poca gente para 180 hogares.   

Todos concuerdan en decir que el barrio ya no es como antes porque ellos mismos lo están modificando y “les pertenece más”. Ahora también pueden decir, explicar y enseñar a otras personas sobre la realización de mezclas, bloques, levantar paredes y revoques.  

Cuidando a Lourdes 
Blanca también ayuda a Lourdes, vecina de la misma cuadra. Lourdes tiene cuatro niños y otro en camino. Hace unas horas regresó del hospital luego de estar internada unos días. Se asombra cuando ve la casa y dice estar sorprendida porque cuando se fue al hospital la construcción estaba en cinco hilados, ahora  las paredes están altas como para hacer la planchada. 

En la construcción de la casa de Lourdes trabajan Sandra y Rita. Hacen mezclas, pegan bloques y ladrillos. Ese tipo de trabajo les gusta y luego de varios intentos aseguran que les va quedando bien. Reconocen que cuando llegó el Plan Juntos al barrio no querían participar por las horas de trabajo que implicaba la construcción, pero el elevado costo de los materiales pudo más y recapacitaron. Aseguran que si bien están muy cansadas físicamente porque también tienen que hacer las tareas de la casa, están aprendiendo y eso les hace bien.   

Cambiar la manera de vivir 
Rosario de los Santos tiene 50 años. Ayuda al albañil y esta revocando la pared de una pieza y un baño que está construyendo en su casa.  Su sueño es salir de la pobreza y cambiar el barrio con la finalidad de conseguir una mejor manera de vivir. Para Rosario, el cambio social está hecho. 

Rosario trabajó en la construcción del Centro Comunal del barrio, pero ahora no va más a las reuniones porque está enferma y se le terminó la paciencia. Antes de internarse pretende culminar la obra de su casa tranquila y sin molestar a los demás. Espera junto a otros vecinos la llegada de la UTE porque la utilización de conexión irregular le quemó todos los electrodomésticos.

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